lunes, 2 de julio de 2018

Espejos rotos


El espejo es el lugar donde nos miramos, donde nos encontramos con nuestra parte física, pero no con nuestro interior, no con nuestra mente, no con nuestra alma y menos, con nuestro corazón. 
"Los espejos, antes de darnos la imagen que reproducen, deberían reflexionar un poco", frase hecha por Jean Cocteau. O una definición más técnica: el espejo es una superficie pulida en la que, después de incidir, la luz se refleja siguiendo las leyes de la reflexión. 
El espejo muchas veces suele ser engañoso, mentiroso y traicionero. A veces miramos algo que realmente no somos, creyendo que es la única realidad, que esa es la verdad. A veces miramos o mejor dicho, nos refleja, nos muestra nuestras imperfecciones, nuestros defectos físicos y no lo queremos ver, negando nuestra realidad, nuestro verdad. Ese reflejo imperfecto, menoscabado, dañino de una realidad distorsionada, nos afectó simplemente por el pensamiento destructivo de los de afuera. La mirada del afuera siempre es más ofensiva que un simple espejo, porque siempre buscamos que dar "lindos" para el afuera, para que el otro me acepte, para encajar en un mundo observado, para ensamblar en una sociedad autodestructiva. 
La mirada del otro es nada más que una crítica, una negación, una respuesta que da su propio espejo. Muchas veces buscamos parecernos a alguien, encontrar lo que nos falta, la perfección del otro, para aceptarnos nosotros mismos. 
Ella está parada frente a su espejo, un espejo grande, el cual muestra desde su cabeza hasta sus pies. Una recorrida entera de su cuerpo. Se quito su peluca, la sostuvo entre su mano derecha y luego la arrojo al suelo. Su mano izquierda viajo hasta su cabeza, allí rozo el cuero cabelludo que quedaba, deseando que vuelva a crecer nuevamente. A pesar de que el pelo, sería la única parte de su cuerpo que cambiaría o modificaría, pero al ver que hoy son menos, deseaba que esos rulos que alguna vez odio, vuelvan a florecer. 
Dio unos pasos hacia a delante y se miró en primer plano, sus ojos eran diferentes, están hinchados, acompañados de unas arrugas. Las ojeras también acompañan su mirada, el hecho de no dormir, afecta instantáneamente a los ojos, provocando un aspecto facial deteriorado. Por primera vez, después de la quimioterapia se miró por completo. 
Esos pasos que gano, que dio hacia delante, los perdió inmediatamente. Volvió sobre sus pasos y tomo un pulso, su sonrisa se transformó en furia y su puño se impactó sobre el medio del espejo. Arrodillada en el piso, miro como las gotas de la sangre, se escurrían sobre su mano, rodeada de pedazos de vidrios que la acompañan. Con su mano lastimada, tomo el pedazo más cercano, entre sus dedos los elevo y se quedó mirándolo, pero el espejo no reflejo su rostro, no impregno su mirada. Se ve una niña feliz, sonriendo, con su cabello largo, radiante y luminoso. Esta junto a su mamá y a su hermana, pero falta alguien en esa imagen 
Sonrió y tomo el siguiente espejo, esa presencia que falta apareció. Esta borrosa, creyó que observaría lo peor, pero se vio entre sus brazos, jugando y nuevamente sonriendo. Se refregó los ojos y limpio el vidrio, el espejo volvió a reproducir la misma imagen, en los brazos de su padre, los dos sonriendo. 
Con mucha felicidad, busco otro trozo del espejo y se volvió a ver. Ella esta delante de todos, hay aplausos a su alrededor, una señora la saluda y la felicita, ella volvió a sonreír, con el título en su mano, miro a su madre y a su hermana. Ahora era profesora. 
Desbordada de alegría, tomo otro trozo. Ella era nuevamente la protagonista, esta vez no está sola, sale de la iglesia con un vestido blanco y con una alianza en su mano derecha, donde había depositado su amor. 
Las carcajadas son el único sonido que se escuchan, tomo el otro pedazo. Ya no eran dos personas en la casa, una hermosa nena correteaba por los pasillos, con sus enormes rulos. Acuno el vidrio entre sus brazos. 
Emocionada, tomo un nuevo vidrio. Ella no era la protagonista, la niña de caballera llena de rulos, desesperada pidió ayuda. No podía ella sola con sus dos hermanos, los gemelos están inquietos. Ya no eran tres, ahora eran cinco, la casa cambio demasiado, era necesario hacer modificaciones. 
En el próximo vidrio se ve, arena, mar y palmeras. Sus tres hijos la llaman, para sacarse una foto, a pesar de que no le gusten las fotos, no todos los años se van a Republica Dominicana. 
Esbozo una sonrisa al recordar aquellos días, el siguiente vidrio la descoloco. No se veía, solo están sus hijos y ya no eran esos pequeños con rulos, que jugaban a la marida y al marido, como ellos le decían. Los tres ya crecieron. De repente la puerta se abrió, era ella y carga entre sus manos a una persona. Al correr la sabana, se ven más rulos, una nueva nena llego, después de catorce años. 
Esta vez tomo el ante ultimo vidrio, era una nueva foto. Esta vez no hay sol, no hay tragos, esta vez hay muñecos, esos viejos muñecos que acompañaban todas las tardes de la infancia. Disney el destino tan deseado, tan solicitado y para todos imposible, ella lo logro y están todos juntos. 
Con una felicidad que no tenía hace rato, tomo con tanta alegría, pero se llevó una sorpresa. No hay ninguna imagen, nada... absolutamente nada. Ni ella, ni su marido, ni ninguno de sus hijos. Refregó el vidrio y no tuvo efecto. Levanto el vidrio y comenzaron a versos unos pasos desde lejos, eran su marido acompañado de sus hijos que simplemente la abrazaron. 
En muchos casos el espejo es solitario, uno tiene que pararse y enfrentarse solo hace su propio cuerpo, su realidad, a su verdad. Muchas veces el espejo se rompe o creemos que se rompe, pero simplemente hay una parte adentro nuestro que se rompió y nos hace ver, nuestra alma, nuestro el dolor, A veces el dolor de nuestra alma, es lo que vemos en ese espejo. 
No importa lo que los demás vean, lo que los ojos críticos del exterior opinen, muchos comentarán y darán un veredicto de la imagen, de su aspecto físico, sin analizar el todo, su interior. La mirada del otro es nada más que un pretexto propio, para no aceptar la imagen que le devuelve su espejo. 
La única solución para reparar el espejo roto, es el amor, el amor verdadero, el amor sincero y sin prejuicios, de tus seres queridos. Un abrazo de esas personas que mágicamente, te abrazan el alma y te ayudan a recomponer tu espejo 
El espejo es el lugar donde nos miramos, donde nos encontramos con nuestra parte física, pero no con nuestro interior, no con nuestra mente, no con nuestra alma y menos, con nuestro corazón. 
"Los espejos, antes de darnos la imagen que reproducen, deberían reflexionar un poco", frase hecha por Jean Cocteau. O una definición más técnica: el espejo es una superficie pulida en la que, después de incidir, la luz se refleja siguiendo las leyes de la reflexión. 
El espejo muchas veces suele ser engañoso, mentiroso y traicionero. A veces miramos algo que realmente no somos, creyendo que es la única realidad, que esa es la verdad. A veces miramos o mejor dicho, nos refleja, nos muestra nuestras imperfecciones, nuestros defectos físicos y no lo queremos ver, negando nuestra realidad, nuestro verdad. Ese reflejo imperfecto, menoscabado, dañino de una realidad distorsionada, nos afectó simplemente por el pensamiento destructivo de los de afuera. La mirada del afuera siempre es más ofensiva que un simple espejo, porque siempre buscamos que dar "lindos" para el afuera, para que el otro me acepte, para encajar en un mundo observado, para ensamblar en una sociedad autodestructiva. 
La mirada del otro es nada más que una crítica, una negación, una respuesta que da su propio espejo. Muchas veces buscamos parecernos a alguien, encontrar lo que nos falta, la perfección del otro, para aceptarnos nosotros mismos. 
Ella está parada frente a su espejo, un espejo grande, el cual muestra desde su cabeza hasta sus pies. Una recorrida entera de su cuerpo. Se quito su peluca, la sostuvo entre su mano derecha y luego la arrojo al suelo. Su mano izquierda viajo hasta su cabeza, allí rozo el cuero cabelludo que quedaba, deseando que vuelva a crecer nuevamente. A pesar de que el pelo, sería la única parte de su cuerpo que cambiaría o modificaría, pero al ver que hoy son menos, deseaba que esos rulos que alguna vez odio, vuelvan a florecer. 
Dio unos pasos hacia a delante y se miró en primer plano, sus ojos eran diferentes, están hinchados, acompañados de unas arrugas. Las ojeras también acompañan su mirada, el hecho de no dormir, afecta instantáneamente a los ojos, provocando un aspecto facial deteriorado. Por primera vez, después de la quimioterapia se miró por completo. 
Esos pasos que gano, que dio hacia delante, los perdió inmediatamente. Volvió sobre sus pasos y tomo un pulso, su sonrisa se transformó en furia y su puño se impactó sobre el medio del espejo. Arrodillada en el piso, miro como las gotas de la sangre, se escurrían sobre su mano, rodeada de pedazos de vidrios que la acompañan. Con su mano lastimada, tomo el pedazo más cercano, entre sus dedos los elevo y se quedó mirándolo, pero el espejo no reflejo su rostro, no impregno su mirada. Se ve una niña feliz, sonriendo, con su cabello largo, radiante y luminoso. Esta junto a su mamá y a su hermana, pero falta alguien en esa imagen 
Sonrió y tomo el siguiente espejo, esa presencia que falta apareció. Esta borrosa, creyó que observaría lo peor, pero se vio entre sus brazos, jugando y nuevamente sonriendo. Se refregó los ojos y limpio el vidrio, el espejo volvió a reproducir la misma imagen, en los brazos de su padre, los dos sonriendo. 
Con mucha felicidad, busco otro trozo del espejo y se volvió a ver. Ella esta delante de todos, hay aplausos a su alrededor, una señora la saluda y la felicita, ella volvió a sonreír, con el título en su mano, miro a su madre y a su hermana. Ahora era profesora. 
Desbordada de alegría, tomo otro trozo. Ella era nuevamente la protagonista, esta vez no está sola, sale de la iglesia con un vestido blanco y con una alianza en su mano derecha, donde había depositado su amor. 
Las carcajadas son el único sonido que se escuchan, tomo el otro pedazo. Ya no eran dos personas en la casa, una hermosa nena correteaba por los pasillos, con sus enormes rulos. Acuno el vidrio entre sus brazos. 
Emocionada, tomo un nuevo vidrio. Ella no era la protagonista, la niña de caballera llena de rulos, desesperada pidió ayuda. No podía ella sola con sus dos hermanos, los gemelos están inquietos. Ya no eran tres, ahora eran cinco, la casa cambio demasiado, era necesario hacer modificaciones. 
En el próximo vidrio se ve, arena, mar y palmeras. Sus tres hijos la llaman, para sacarse una foto, a pesar de que no le gusten las fotos, no todos los años se van a Republica Dominicana. 
Esbozo una sonrisa al recordar aquellos días, el siguiente vidrio la descoloco. No se veía, solo están sus hijos y ya no eran esos pequeños con rulos, que jugaban a la marida y al marido, como ellos le decían. Los tres ya crecieron. De repente la puerta se abrió, era ella y carga entre sus manos a una persona. Al correr la sabana, se ven más rulos, una nueva nena llego, después de catorce años. 
Esta vez tomo el ante ultimo vidrio, era una nueva foto. Esta vez no hay sol, no hay tragos, esta vez hay muñecos, esos viejos muñecos que acompañaban todas las tardes de la infancia. Disney el destino tan deseado, tan solicitado y para todos imposible, ella lo logro y están todos juntos. 
Con una felicidad que no tenía hace rato, tomo con tanta alegría, pero se llevó una sorpresa. No hay ninguna imagen, nada... absolutamente nada. Ni ella, ni su marido, ni ninguno de sus hijos. Refregó el vidrio y no tuvo efecto. Levanto el vidrio y comenzaron a versos unos pasos desde lejos, eran su marido acompañado de sus hijos que simplemente la abrazaron. 
En muchos casos el espejo es solitario, uno tiene que pararse y enfrentarse solo hace su propio cuerpo, su realidad, a su verdad. Muchas veces el espejo se rompe o creemos que se rompe, pero simplemente hay una parte adentro nuestro que se rompió y nos hace ver, nuestra alma, nuestro el dolor, A veces el dolor de nuestra alma, es lo que vemos en ese espejo. 
No importa lo que los demás vean, lo que los ojos críticos del exterior opinen, muchos comentarán y darán un veredicto de la imagen, de su aspecto físico, sin analizar el todo, su interior. La mirada del otro es nada más que un pretexto propio, para no aceptar la imagen que le devuelve su espejo. 
La única solución para reparar el espejo roto, es el amor, el amor verdadero, el amor sincero y sin prejuicios, de tus seres queridos. Un abrazo de esas personas que mágicamente, te abrazan el alma y te ayudan a recomponer tu espejo 

viernes, 9 de febrero de 2018

Puto


Hombre...que difícil definirla con una sola palabra. ¿Es posible definirla con una sola? 
Recuerdo cuando era chiquito y me explicaban cuál era la diferencia, entre un hombre y una mujer. ¿Hombre es solamente el que tiene pene? ¿hombre es el que tiene muchas mujeres? ¿el que tiene mucha fuerza? ¿Cuál es la definición exacta? ¿Cuál es la diferencia entre dos hombres? 
En mi casa, en la escuela y en la iglesia, siempre me contaron la misma historia. El origen de la vida. Adán y Eva y la manzana, un hombre y una mujer, pero... ¿Sentían amor? ¿estaban enamorados? Nadie nos cuenta esa parte de la historia. Yo entiendo la historia y la comprendo, gracias a un hombre y una mujer estoy hoy acá, solo quiero averiguar, comprender las cosas. ¿Cómo sabia Adán que le gustaría una mujer? ¿Por qué los demás hombres siguieron estando con mujeres? ¿En esa época no había sentimientos? 
Me crie sabiendo que la homosexualidad era un pecado, una enfermedad, algo que solo les ocurría a los locos. Pero... La "creación del mundo", ¿no fue a través de un pecado? ¿Adán y Eva no fueron pecadores?  
Pecador: aquella persona que ha cometido un acto en contra de la voluntad de dios. ¿Todos somos pecadores? ¿dios nos va a echar del cielo? 
Enfermedad: Alteración leve o grave del funcionamiento normal del organismo, o de alguna de sus partes debido a una cusa interna o externa. Un homosexual, ¿posee una alteración grave? 
Al hombre se lo emparenta con la figura del macho, el tipo duro, recio, alto, fuerte, con voz ronca. Y un hombre por ser sensible, ¿deja de ser hombre? ¿Por creer en el amor? ¿por llorar? O ¿por sentir miedo? 
La sociedad esta armada para el hombre, el hombre de la casa, el hombre debe trabajar, el hombre debe tener la comida. Todo para el hombre. 
El futbol es solo para los machos, a los que no le gusta el futbol son putos. Si no miras futbol sos puto, si no jugas fuerte sos puto. El futbol está hecho para los hombres. Yo no elegí el futbol, elegí rugby... ¿habrá deporte más machista que el rugby? Hay una cultura alrededor del rugby, una historia prestablecida de "hombres", "machos" y "valientes". Es un circulo muy cerrado, donde muy pocos pueden ingresar. La transformación de las personas en máquinas, músculos por doquier y el adoctrinamiento del macho, enfrentarse a otros hombres, luchar contra ellos y vencerlos en una batalla, como aquel soldado que se prepara para la liberación de su país. Es el encuentro entre dos machos, los cuales se enfrentan, se chocan y se golpean en el verde césped, por el simple hecho de ser hombres. El rugbier es para hombres. 
Pablo y Franco estaban en el vestuario, recién habían terminado de entrenar. Franco agarro su celular y comenzó a reírse. 
- ¿De qué te reis, boludo? -pregunto Pablo. 
-De puto –contesto Franco mirando su celular. 
-¿Qué? ¿Qué decís, putazo? 
-¿No lo viste? -pregunto Franco. 
Pablo lo miro y negó con la cabeza. 
-Es un chabón que usa una máscara, no se sabe quién es, pero dice que juega en el club. 
-A ver –dijo Pablo agarrando el celular- Es verdad, tiene el buzo. 
-Viste, re loco –dijo Franco agarrándose la cabeza. 
-¿Quién será? Lo tenemos que cagar bien a trompadas y después romperle el orto. 
-Pero le va a gustar –dijo Franco riéndose. 
Pablo lo miro y comenzó a reírse. 
-Hoy a las nueve va a revelar su identidad –dijo Pablo. 
- ¿Posta? 
-Si, nos vamos a juntar hoy en el club. 
-¿Vienen todos? -pregunto Pablo. 
-Si, todos. Menos Nacho. 
-¿Por qué? -repregunto Pablo. 
-Porque el viejo tiene un problema en la empresa y tiene que ayudarlo –contesto Franco. 
Pablo lo miro y asintió con la cabeza. 
-Vamos a ducharnos, porque hay un olor –dijo Franco- Míster P 
-Y vos sos PP –dijo Pablo riéndose. 
- ¿Qué es eso? -Pregunto Franco quitándose la ropa. 
-Pedazo de puto. 
-¿Te gusta por la colita? -pregunto Franco metiéndose en la ducha. 
-Ay si, Puto –contesto Pablo tirando agua. 
Eran las veinte y cincuenta de la noche, faltaban diez minutos para las nueve de la noche. Todos estaban en el club, estaban todos reunidos frente a la tele, habían alquilado una tele gigante. Estaban expectantes, querían saber, querían conocer quién era Puto. Eran las ocho y cincuenta y nueve, faltaba solo un minuto. 
La tele se prendió, se veía una leve figura, la gente comenzó a gritar. Se movió un poco, se paró enfrente de la cámara, seguía con la máscara en su rostro. 
-Creo que llego el momento, es muy difícil para mí hacer esto, pero gracias, gracias a todos los que estuvieron ahí, a los que me apoyaron y a los que me dieron fuerzas. 
-Solo espero que me sepan entender. Hace un mes que comencé a contar mi historia, a través de las redes sociales. Hace un mes que estoy usando esta mascara, pero esta no es mi verdadera mascara, mi rostro es mi mascara. Cada vez que me levanto y me miro al espejo, fingiendo ser otra persona, inventando historias que nunca ocurrieron, solo por temor. 
-En el club viví los mejores momentos de mi vida, soy muy feliz ahí. Pero tome una decisión, fue una elección de vida, es algo que siento. Simplemente me gustan los hombres y no Putsoy un pecador, no estoy enfermo y no voy a dejar de ser HOMBRE. 
-Muchos me preguntaron por el nombre y siempre digo, es lo que estoy acostumbrado a escuchar, puto, trolo, putazo, maricon. Y siempre se repite una, puto. 
-Por eso es ahora de que me saque la máscara y mostrarles quien soy –dijo Puto quitándose la máscara. 
-¡NO! ¿NACHO? -pregunto Franco sin poder creerlo. 
-¡NACHITO! -exclamo Pablo. 
-Si, soy Nacho. El mejor jugador del club, la joven promesa, el próximo capitán de los pumas. 
-YO SOY PUTO –dijo Nacho parándose delante de la cámara. 

viernes, 2 de febrero de 2018

Gordito, cuatro ojos y feo


Las palabras son necesarias para expresarnos, para contar como nos sentimos, para comunicarnos. En fin, las palabras son necesarias. No hace falta redactar una carta entera para demostrar lo que sentimos, simplemente con pocas o con solo una, podemos contar lo que sentimos. Yo elegí tres palabras. 
Mi mamá me vino a buscar a la escuela como todos los días, subí al auto emocionado y solo esperaba llegar a casa. ¿Quién no disfrutaba de salir de la escuela y que venga un amigo a jugar a tu casa? Pero no era cualquier amigo, era Gastón, el chico más popular de la escuela. Todo el mundo quería jugar con él, era muy simpático, divertido y el mejor en los deportes. 
Entré y fui directamente a mi habitación, tenía que ordenarla toda, esa era la condición que me había puesto mi mamá. El timbre sonó, mi mamá abrió la puerta y yo, esperaba ansiosamente detrás de la puerta de mi habitación. 
-Pasa... Luca está en su habitación –dijo mi mamá. 
Gastón se acercó a la puerta y la abrió lentamente, allí lo esperaba con una enorme sonrisa. Me acerqué y le di un fuerte abrazo, el enseguida se soltó. 
-Hola gordito –dijo Gastón saludándome. 
Siempre me saludaba así, al principio me molestaba, pero me acostumbre, era un honor que el chico más popular se tome la molestia de ponerme un apodo. Solo que ese no era mi único apodo, también me decía: cuatro ojos y feo. El problema era cuando toda la escuela se copiaba y me lo decían, porque a él se lo personaba, al resto no. 
- ¿Jugamos a las cartas? -pregunte yo abriendo un cajón. 
- ¿A las cartas? ¿Qué somos nenitas? -contesto Gastón. 
Yo lo miré y sonreí. 
- ¿La play? ¿Dónde está la play?  
-No, la, la play no. 
- ¿Por qué no, cuatro ojos? -pregunto Gastón. 
-Mi mamá no quiere, solo los fines de semanas –conteste yo mirando hacia abajo. 
Gastón comenzó a reírse a carcajadas. 
- ¿Qué paso? -pregunte yo sin comprender. 
-Vos gordito, sos un personaje –dijo Gastón riéndose- Tenes que revelarte, decirle: loca habilítame la play. 
- ¿Vos decís? -pregunte yo. 
-Si, así de una. 
En ese momento mi mamá ingreso con la merienda, en sus manos. 
-Qué bueno que se estén divirtiendo –dijo mi mamá apoyando la bandeja. 
Sonreí y le agradecí con la mano, mi mamá se fue y cerró la puerta. 
- ¿Vos comes esto? -pregunto Gastón señalando la bandeja. 
Asentí con la cabeza, mientras probaba una galletita. 
-Ya entiendo porque estas tan gordo. 
-A todo el mundo le gusta el chocolate –dije yo comiendo las galletitas. 
Gastón saco su celular y comenzó a filmarlo. 
- ¿Qué haces? ¿Qué estás haciendo? -pregunte moviendo mi mano hacia delante. 
-Te estoy filmando, bobo –contesto Gastón acercándose con el celular- Miren al gordito, cuatro ojos y feo. No se rían de él. 
-No lo subas, por favor –le pedí tapándome la cara. 
-Acá estoy en la casa del gordito, un bajón men –dijo Gastón hablándole al celular. 
- ¿Con quién hablas? -pregunte yo muy curioso. 
-Con nadie –dijo Gastón guardando su celular- ¿Qué vamos hacer? 
-Podemos jugar a un par de juegos de mesas o te puedo ayudar a hacer el trabajo practico. 
- ¿Quién te gusta del cole? -pregunto Gastón 
- ¿Qué? -repregunte yo bebiendo mi jugo. 
-Dale, quien te gusta. Alguien te gusta, con esos cuatro ojos habrás visto a alguna. 
-Melisa –respondí muy tímidamente. 
- ¿Meli? -pregunto Gastón. 
Lo miré y asentí con la cabeza. 
-Meli, no te va a dar bola –dijo Gastón tocándose la cara. 
- ¿Por qué? 
Gastón me agarro la mano y me llevo junto al espejo. 
-Mírate... con esa panza, esos lentes que te cubren toda la cara y bueno, vos estas para el bando de los feos. 
Me quede observando en el espejo y no conteste. 
-Tenes que salir a correr, hacer un poco de ejercicios. 
Lo miré y asentí con la cabeza. 
- ¿Te puedo contar un chiste? 
-Bueno, dale. 
- ¿Sabes de que no vas a morir, vos? 
Negue con la cabeza. 
-De hambre –dijo Gastón riéndose. 
Lo mire, mire para abajo y sonreí por hostilidad. 
-Dale reite, es un chiste. Cuatro ojos. 
En ese momento ingreso mi mamá, abrió un poco la puerta y nos habló desde ahí. 
-Gasti, vino tu mamá. 
Yo la miré, asentí con la cabeza y sonreí. 
-Nos vemos, gordito –dijo Gastón agarrando su mochila y abriendo la puerta. 
Me quedé observando cómo se iba y rápidamente cerré la puerta con llave. Me senté en mi escritorio, saque una hoja de mi carpeta, tome una lapicera y me puse a escribir. 
Tenía mucho dolor, sentía mucho dolor dentro mío, la panza se me estrujaba, era un dolor que sentía a menudo. Siempre creí que podía controlarlo, que era algo pasajero, algo que yo solo podía manejarlo. Pero mis entrañas hablaron, ya no podían más, el dolor me estaba ganando y ya no tenía las fuerzas necesarias para vencerlo. A veces es difícil aceptar la realidad, darse cuenta de las cosas y todo tiene un tiempo, hoy se acabó mi tiempo. 
Las palabras son necesarias para expresarnos, para contar como nos sentimos, para comunicarnos. En fin, las palabras son necesarias. No se falta redactar una carta entera para demostrar lo que sentimos, simplemente con pocas o con solo una, podemos contar lo que sentimos. Yo elegí tres palabras. Gordito, cuatro ojos y feo. 
Un viento fuerte entro por la ventana, la hoja comenzó a flamear, comenzó a volar por el aire. Las palabras volaban por la habitación, desplegando todo su dolor dentro de estas cuatro paredes. El silencio era el único testigo, era el único que estaba en mi habitación, quizás mi respiración ya no se escuchaba y mis ojos seguían abiertos. La carta termino su destino, su vuelo y aterrizo sobre mi cuerpo. 

miércoles, 17 de enero de 2018

El hombre sin rostro


Siempre estaba enojado. Su ceño fruncido, su boca cerrada y su mal humor presente. Su cigarrillo en la noche, su silencio permanente y su pestañeo constante. Su mirada perdida, el cansancio de sus hombres, su segundo cigarrillo y esos lentes grandes en sus ojos. 
A la mañana leía el diario, renegaba sobre la política, tenía sus propias convicciones y luchaba contra los poderosos, la equidad era su principal convicción. Su frase de cabecera era: "Ojala cuando seas grandes, todos ganemos lo mismo y no haya diferencia". Mas que un pensamiento era una expresion de deseo personal. 
Por la tarde nunca lo veíamos, trabajaba todo el día en la fábrica y nosotros íbamos a la escuela, los cuatro hermanos. 
Por la noche cenaba con nosotros, solo lo atendíamos, tratábamos de que no le faltara absolutamente nada. Su silencio se hacía presente. Cada vez que esbozaba un sonido era para darnos una indicación o para discutir con mamá. Luego de comer se iba a ver la tele, a veces miraba un partido, a veces una película rusa o una película antigua. Siempre acompañado de un whiskey o un Cinzano, cuando cobraba se compraba un vino, uno de los buenos, de esos que tomaba en las fiestas del patrón. Luego era el turno del tercer cigarrillo. 
Ese pasillo era el escenario de la pelea, los gritos se imponían y la discusión era cada vez más fuerte. Mamá le reclamaba por la plata. Nunca alcanzaba, el alquiler, la ropa y la comida, no era fácil mantenernos a todos, éramos seis. Los cigarrillos pisados quedaban en el suelo, los empujones comenzaban a aparecer, acompañados de varios golpes. Como aquellos sábados a la noche, cuando se sentaba frente al televisor a mirar, las largas veladas de box. 
Después de terminar de discutir, se iba y por horas no volvía. Mamá entraba, se sentaba y se ponía hielo, trataba de curarse las heridas. Siempre quería ayudarlea pero ella me decía que no con la cabeza, me abrazaba y me pedía que me quedara con mis hermanos. Solo cerraba la puerta, trataba de hacerlos reír y después les contaba un cuento, solos se iban quedando dormidos. Esperaba unos segundos y después los tapaba, eran tres en la cama. Yo me acostaba en el piso, agarraba mi carpeta y comenzaba a estudiar, en esos momentos volvía el. El alcohol se apoderaba de su cuerpo, siempre volvía borracho y siempre con el mismo discurso, intentaba demostrar lo arrepentido que estaba, lo mucho que la amaba y que sería la última vez, ahí comenzaba un nuevo round. Pero mamá con su varita mágica siempre le concebía sus pedidos, se acostaban juntos y volvía todo a la normalidad. 
Muchas veces le pregunte a mi mamá porque seguía con él, porque seguía soportando sus golpes, porque no se iba de una vez por todas. Ella, primero me contesto que lo amaba y después me conto su historia, la historia de mi papá, una historia que desconocía. 
Cuando él era chiquito sufrió demasiado, su padre lo golpeaba todos los días sin importar el motivo, solo lo golpeaba. Lo hacía como si fuera un deporte. Su mamá falleció cuando él tenía nueve años y los golpes se hicieron más fuertes y más salvajes, como si su tristeza la descargaba golpeándolo. 
No puedo dejarlo, es el amor de mi vida. Quisiera que las cosas fueran distintas, pero con el tiempo comprendí que no puede cambiar, lo lleva impregnado en su cuerpo, en su mente, es todo lo que vivió. 
Me acuerdo cuando nos conocimos, siempre con su cara de enojado, su rostro de preocupación y su ceño fruncido. Era hermoso ver las pocas veces que me regalaba su sonrisa, su sonrisa inocente, sus hoyitos a los costados, simbolizaba su timidez. Yo le decía el hombre sin rostro, no tenía expresividad. Siempre tenía la misma cara, la misma expresión, sin importar la felicidad, la tristeza o el enojo. 
Lo amo demasiado y gracias a él, tengo lo que más amo en el mundo. A ustedes. 
Esta vez me acosté con mis hermanos en la cama, estábamos los cuatros juntos, estábamos bastante apretados. Hace mucho tiempo que no les leía un cuento. Hoy no quise elegir un cuento, siempre les leía los mismos, ya me los acordaba de memoria y creía que los iba a aburrir. Solo quería contarles una historia, en la cual yo era el protagonista. 
<<Después de hacer dormir a mis tres hermanos, tomaba mi carpeta y comenzaba a estudiar, a pesar de que sea de madrugada, seguía estudiando tratando de que no me venza el sueño. Mucho no me gustaba estudiar, pero me gustaba quedarme leyendo porque me sentía protegido, había alguien que sobrevolaba por la habitación, tratando de que no lo viéramos, pero yo lo sentía. Me hablaron mucho de él, su cara de enojado, su ceño fruncido y su cara de enojado. Yo podía ver sus alas y pude ver su famosa sonrisa, esa sonrisa inocente, mientras volaba, nos miraba y nos sonreía, siempre sonreía>> 
- ¿Quién es el que vuela? -pregunto mi hermano más chiquito. 
-Es el hombre sin rostro. 

martes, 9 de enero de 2018

El abogado


Agostina estaba encerrada en su habitación, hace diez horas que se encontraba atrincherada en su casa. La policía esperaba afuera con una orden de arresto. 
El juez Carboni reunió las pruebas necesarias para encarcelarla, un título trucho, lavado de dinero y ciento de denuncias de mala praxis, distintos allanamientos en su consultorio y computadoras secuestradas, en las cual se encontró toda la documentación persistente. 
Agostina Inzua hija del reconocido empresario Iñaki Inzua, el cual se dedicaba a la fabricación de vinos. Su hija con veinte siete años se había recibido de cirujana plástica, la cual ejercía en su consultorio llamado Beautiful. Beautiful era el consultorio más conocido de la Argentina, a cinco años de su inauguración, era el centro más popular de la Argentina. 
Agostina se volvió una de las mujeres más famosas y más influyentes sobre las mujeres, todas querían ser como ella. Su rostro estaba en todas las portadas de las revistas, todos los programas de televisión la entrevistaban y en internet era la mujer más buscada. Era una mujer que fomentaba la implementación de las cirugías, alzaba la bandera de las intervenciones y de las agujas, su discurso acaparaba a miles de jóvenes y era muy influyente sobre ellas. Siempre declaro lo difícil que fue su adolescencia, las cargadas y el bullying la marcaron mucho. Por eso decidió comenzar a operarse. Primero empezó con un pequeño lifting en las cejas, después siguieron los pómulos, luego los senos y así consecutivamente, hasta llegar a ochenta operaciones, convirtiéndose en la mujer con más operaciones en el mundo. 
-¿Por qué no se puede encontrar la perfección? Si lo podemos pagar, chicas vengan a Beautiful –declaro Agostina en la inauguración de su centro de atención. 
Hace dos meses había culminado su relación sentimental con Stefano Del Campo, hijo del vicepresidente de la Nación. Estuvieron de novios durante siete años, tenían pensado formar una familia y radicarse en Miami, pero nada prospero. Muchos dicen que hubo terceros en discordia, pero este rumor fue desmentido por las dos partes e incluso declararon que su separación fue en buenos términos. 
Los medios de comunicación comenzaron a rodear la casa de Agostina, era la noticia más importante del día, la mujer más reconocida del país estaba atrincherada en su casa, la policía aguardando llevársela a la cárcel y toda la televisión expectante. 
Agostina estaba muy nerviosa, no sabía cómo actuar. Ya habían pasado siete horas, mucho tiempo no le quedaba, tenía que cambiar de estrategia. No paraba de mandar mensajes y de llamar, en la desesperación decidió llamar a su ex. Este último le negó la ayuda, alegando que su papá estaba muy ocupando remplazando al presidente en sus vacaciones. 
Un llamado inesperado llego a su celular, era su padre. Iñaki le indico que había contratado a Fernando Sartorio, el mejor abogado del país. Este último era valorado por su inteligencia, su picardía y la implementación de estrategias tan extravagantes como extrañas. Su último trabajo había sido la épica de haber salvado de la cárcel a Luis Martin, intendente de La Plata. El cual fue encontrado con quinientos mil millones de pesos, los cuales provenían de la obra pública, en una maniobra de corrupción. Sartorio argumento que el intendente sufrió un brote psicótico producto de una violación que sufrió de niño y que el dinero que tenía, lo iba a donar a una fundación. A través de esta historia tan creíble como ficticia, el juez le otorgo la prisión domiciliaria. 
Diez minutos después de haber cortado con su padre, Fernando Sartorio ingreso al interior de la casa por una puerta trasera. 
- ¿Agostina? -pregunto el abogado cerrando la puerta. 
Agostina salió corriendo y le dio un abrazo. 
-Estoy desesperada. 
-Tranquila, tranquila. Para eso estoy acá –dijo Fernando abrazándola. 
Agostina se largó a llorar desconsoladamente. 
-¿Hablaste con alguien? -pregunto el abogado. 
Agostina se sentó en su cama y tomo su celular. 
-Hable con mi papá, con mis amigas y con...llame a, lo llame a mi ex. 
- ¿Del campo? -pregunto Fernando sentándose en la cama. 
-Si, lo llame. Pero no me quiso ayudar –contesto Agostina tirando su celular en la cama- Cuando pase todo esto, lo quiero hundir a ese hijo de puta. 
-Quédate tranquila, Agostina. ¿Con la prensa hablaste? 
Agostina negó con la cabeza. 
-Perfecto, eso nos va a dar tiempo –dijo Fernando levantándose. 
-Yo no quiero ir a la cárcel, hace lo que tengas que hacer –pidió Agostina. 
Fernando se sentó en una silla, se desabrocho el saco y apoyo su mano en la mesa. 
-Tenes amigos en la prensa, ¿no? 
Agostina afirmo con la cabeza. 
-Necesitamos hablar con ellos –dijo Fernando. 
Luego de quince minutos, tres hombres ingresaron por la puerta trasera. Uno era el periodista del programa "La búsqueda", otro era la productora del programa "Pantalla", programa de chimentos número uno de la televisión y, por último, el fotógrafo de "Selfie". 
-Bueno, los reunimos aquí para contarles la realidad, lo que en verdad está ocurriendo. Necesitamos de la ayuda de ustedes –explico Fernando delante de todos. 
Los tres escucharon atentamente. 
-Ahora les voy a mandar una foto, esto ocurrió ayer anoche en un boliche. Este que ven ahí, es Fausto hijo del juez Carboni. El la golpeo salvajemente. Es mentira que esta atrincherada, esta dolida y tiene vergüenza de mostrar su rostro. 
Los tres se sorprendieron al escuchar esta versión, la cual desconocían. 
-Por favor, saquen le una foto –pidió Fernando. 
El fotógrafo se acercó hacia la habitación y le saco una foto. 
-Por favor, Flor. Veni un segundo –dijo Fernando yéndose hacia un costado. 
Florencia se acercó a Fernando. 
-Tengo una bomba para tu programa –dijo Fernando hablándole al oído. 
Agostina abrió su computadora y leyó la noticia de "La búsqueda", la estrategia del abogado ya estaba en marcha y se estaba replicando por todo el internet. 
-Hola –dijo Fernando hablando por su celular. 
-Sos un hijo de puta, estas jugando sucio. 
- ¿Quién habla? -pregunto Fernando irónicamente. 
-Con mi hijo no te metas, te estas metiendo en un lugar peligroso. 
-Me está amenazando, ¿señor juez? 
-Espero no volvértelo a repetir. 
-Solo estoy defendiendo a una mujer que fue golpeada –dijo Fernando- ¿Ahora te volviste bueno? ¿Queres meter presa a la mujer más famosa del país? Eso va a traer consecuencias. 
-Te voy a destruir, basura. 
-Que pase una buena noche juez Carboni. 
Ya eran las diez de la noche, horario en el cual comenzaba la búsqueda, programa conducido por Pedro Vázquez. Este último abrió su programa con la noticia de Agostina Inzua. 
-Buenas noches, como todos sabrán hoy a la mañana el juez Carboni, dictamino el pedido de arresto contra Inzua Agostina, la mujer más importante del país. 
-Agostina fue denunciada por poseer título de cirujana plástica trucho, lavado de dinero y cientos de clientas la denuncian por mala praxis. 
-Agostina es hija del empresario más importante de la Argentina. 
-Hoy manteníamos la información de que Agostina, estaba atrincherada en su casa impidiendo que la policía entrase. Pero a la tarde descubrimos esta foto, por favor señor director. 
-Al que vemos en esta imagen es Fausto Carboni, hijo del reconocido juez de la nación. Podemos ver claramente como la golpea, produciéndole innumerables marcas en el rostro. 
-Así que Agostina no está atrincherada, Agostina esta avergonzada por como quedo su rostro. 
-Siendo las diez y media de la noche, estamos en condiciones de confirmar una noticia. Es muy fuerte, va a cambiar el rumbo de la historia sobre Agostina. 
-Agostina, tendría un atraso. Estaría embarazada y el padre, el padre seria...Stefano Del Campo. Hijo del vicepresidente. 
-En el interior de la casa, se encuentra nuestra productora Florencia, la cual la está acompañando en este momento tan difícil. Lo que podemos confirmar a esta hora, siendo las diez y cuarenta y cinco, es que Agostina se está haciendo el test de embarazo. 
El abogado estaba sentado en la cama junto a Agostina, los dos estaban mirando atentamente la televisión. Su celular comenzó a sonar, se levantó y lo atendió. 
- ¿Quién habla? 
-Marcos Del Campo, vicepresidente de la nación. 
- ¿O? ¿presidente? -pregunto Fernando. 
-Me estas complicando la vida, hay que parar con todo esto. Tengo a todos los medios llamándome -dijo Marcos 
-Mi trabajo es hacer justicia. 
- ¿Qué queres? 
-Se de su enemistad con el juez Carboni, necesitaría...que levante la orden y que Agostina, no vaya presa –pidió Fernando. 
-Es un pedido muy complicado –contesto Marcos. 
-Como usted quiera. 
-Está bien, está bien. Lo voy a hacer, pero vos frena todo esto. 
-Perfecto, favor por favor. Señor presidente –dijo Fernando sonriente. 
Pedro Vázquez seguía al aire con su programa, hacía más de diez horas ininterrumpidas cubriendo la noticia de Agostina. 
-Siendo las cinco de la mañana seguimos en la casa de Agostina, la policía sigue esperando afuera y hay ciento de mujeres agolpadas en la puerta de su casa, con carteles en sus manos. A esta hora la noticia es que el juez Carboni, habría levantado la denuncia y no iría a la cárcel 
-Vamos urgente al móvil, es inminente la salida de Agostina. Ahí se abrió la puerta, está saliendo. Vamos al móvil. 
Agostina salió con lentes oscuros, con una capucha en su cabeza y fue rápidamente a su auto, sin responder una pregunta. 
-AGOSTINA. 
-AGOSTINA 
-AGOSTINA. 
Fernando su abogado se paró enfrente de los periodistas y respondió algunas preguntas. 
-Agostina, está muy conmocionada y no puede contestar ninguna pregunta. Solo me dijo que le agradece, a todas las mujeres que se acercaron. 
- ¿Está embarazada? 
-No puedo contestar esa pregunta. 
- ¿Se hizo el test de embarazo? 
-Si, se lo hizo. No puedo decir el resultado porque no lo sé, pero la llegada de un hijo es una bendición –dijo Fernando. 
- ¿Se levanto la denuncia? 
-Por suerte, sí. Era una injusticia, una denuncia inventada que casi llega a una persona tomar la decisión de abortar –dijo Fernando- Creo que como sociedad nos debemos una charla sobre el aborto. 
- ¿Qué va hacer, Agostina? 
-Ahora vamos a ir a la clínica para realizarse diferentes estudios y luego nos presentaremos en la justicia, porque no tenemos nada que esconder –dijo Fernando- Chau, muchas gracias y les agradezco como trataron el tema. 
El abogado de Agostina abandono a los periodistas y se dirigió hacia el auto. Al sentarse junto a Agostina, el chofer comenzó a manejar. 
-Muchas gracias, me salvaste la vida –dijo Agostina sacándose los lentes. 
-No fue nada...soy abogado. 

martes, 2 de enero de 2018

La cerredura


El mounstro entro. Se acerco hacia nosotros, el ruido de sus zapatos retumbaba en nuestros oídos, su rostro adusto y su cuerpo erguido. El la agarro a ella, la sujetó del pelo y la tiro al piso, desde allí la arrastro hasta la habitación de al lado. Sus gritos se escuchaban en toda la casa.
Solo me acerque y mire por la cerradura, el mounstro estaba arriba de ella. Esta última luchaba para escaparse, mientras sus prendas se rompían y se caían al suelo.

Ella me estaba atando las zapatillas, Camila. Camilita como me gustaba decirle a mí, ella es mi hermana mayor. De chiquitito le decía Camilita y nunca deje de decírselo, a pesar de que sea más grande, siempre va a ser mi hermanita.
Con los cordones bien atados me baje de la cama, Camilita me esperaba con los brazos abiertos. Solo nos quedaba comenzar a jugar. Todas nuestras tardes la pasábamos jugando, solo nosotros dos, solos en nuestra habitación. Nuestra rutina la conocíamos de memoria, primero jugábamos a las escondidas, después jugábamos con los muñecos, después saltábamos en la cama y por último me leía un cuento.
Luego de haber hecho el sorteo, Camilita comenzó a contar. Al escuchar el primer número fui corriendo a esconderme. Con sus ojos tapados dijo: -Ahí voy. Me había escondido a dentro del placard, lugar que estaba prohibido. Si había o si existía un libro de reglas, estaría totalmente prohibido esconderse en el placard. Camilita me había explicado varias veces, los problemas que implicaba esconderse allí. Pero no le hice caso. Sabía que siempre debía hacerle caso, pero esta vez quería hacer una pequeña travesura, cualquier nene de ocho años me entendería.
Comenzó a buscarme por toda la habitación, busco en los escondites que siempre usaba, pero no me encontraba. Había abierto un poco la puerta del placard para ver, la sonrisa todavía estaba en su rostro, estaba concentrada buscándome, yo solo la observaba.
Pasaron diez minutos y la sonrisa se había borrado, comenzó a gritar mi nombre desesperadamente, esperé unos segundos y luego salí del placard con una gran sonrisa. Camilita se enojó mucho y me pego una cachetada en la cara. Me recrimino que me haya escondido allí, me comento lo mucho que se enojó y me recordó que estaba totalmente prohibido, esconderse en el placard. Recito todas las consecuencias que traía esconderse en el placard y concluyo con una advertencia: -No lo vuelvas hacer o vas a ver.
Llego el momento de jugar con los muñecos, ella tenía una muñeca de tela bastante destruida, yo tenía un par de soldaditos lo cuales los cuidaba y los atesoraba mucho. Siempre jugábamos que los soldados enfrentaban a los mounstros y salvaban al mundo. Ella era nuestra mamá que nos esperaba en la casa, con la comida preparada. Después de "salvar al mundo" guardábamos los muñecos y cada uno, se sentaba en su cama. Después de contar hasta tres comenzábamos a saltar y a saltar. Los dos nos miramos y comenzamos la cuenta regresiva con nuestros dedos, cuando el ultimo dedo subía, instantáneamente comenzábamos a saltar sin parar. Mientras nos elevábamos hacíamos muecas con nuestras caras. Ella aterrizo primero en la cama y comenzó a reírse, yo seguía saltando, era algo que me gustaba mucho.
Los ruidos de sus zapatos comenzaron a escucharse, era un sonido que no podíamos olvidar, ni confundirnos. Era ese ruido que nos producía miedo, escalofríos y representaba nuestras peores pesadillas.
Camilita me pidió que bajara despacio y que no haga ningún tipo de ruido. Los dos nos acostamos en la cama y en silencio nos tomamos de la mano. El sonido de sus zapatos se fue alejando de la puerta, el mounstro se estaba yendo. Eso nos hacía entender que nos quedaba poco tiempo, solo unos minutos para seguir jugando.
Yo me quede en la cama y Camilita fue a buscar un libro, mi libro favorito. Caperucita roja. Me encantaba esta historia.
-La niña caminaba tranquilamente por el bosque, cuando el lobo la vio y se acercó a ella –leyó Camilita.
El mounstro entro. Se acerco hacia nosotros, el ruido de sus zapatos retumbaba en nuestros oídos, su rostro adusto y su cuerpo erguido. El la agarro a ella, la sujetó del pelo y la tiro al piso, desde allí la arrastro hasta la habitación de al lado. Sus gritos se escuchaban en toda la casa.
Solo me acerque y mire por la cerradura, el mounstro estaba arriba de ella. Esta última luchaba para escaparse, mientras sus prendas se rompían y se caían al suelo.

martes, 26 de diciembre de 2017

Una melodia en navidad

Andrés estaba sentado en la vereda, tocando su trompeta. La gente pasaba y le dejaba plata. A su derecha observo como un niño, forcejeaba y discutía con un policía. 
-Soltame -dijo Santino forcejeando con un policía. 
-Por favor, es menor de edad. Lo tengo que llevar a su casa –dijo el policía. 
- ¡NO!, basta –grito Santino. 
Andrés al ver toda esa situación, se levantó y se acercó. 
-¡Hermano! ¿Qué haces? -dijo Andrés acercándose. 
-¿Es su hermano, señor? -pregunto el policia. 
-Si, es mi hermano. Mama, te va a matar. 
-Bueno, buenas noches –dijo el policía moviendo su gorra. 
Andrés sonrió y Santino fue a sentarse. 
-Gracias, ¿No? -pregunto Andrés acercándose. 
-De nada –contesto Santino. 
-Me llamo Andrés. 
-Santino. 
-¿Cuántos años, tenes? 
-11. 
-¿11? ¿Qué haces con 11 años, solo en una noche de navidad? -pregunto Andres sorprendido 
-Me pelee con mis papas. 
-¿Por qué? 
-Porque quieren más a mi hermanito –dijo Santino moviendo su pie. 
-Suele pasar. 
-¿No queres que te lleve a tu casa? tus papas deben estar preocupados. 
-No, no voy a volver. 
Andrés tomo su trompeta y la limpio. 
- ¿Qué pediste para papa noel? 
-Una bicicleta. 
-Y si no estas, ¿Cómo vas a verla? 
-Si, ya se. Pero no quiero volver -contesto Santi  
- ¿Estás seguro que no queres que te lleve? 
Santino negó con la cabeza y Andrés se sentó al lado suyo. 
- ¿Tocas la trompeta? -pregunto Santino intrigado 
-Si, intento -contesto Andrés moviendo su instrumento. 
-Haber tócate, algo. 
-¿Si? -pregunto Andrés asombrado. 
Santino asintió con la cabeza, Andrés se levantó y comenzó a tocar. 
-Tocas bien –dijo Santino. 
- ¿Te gusto? -pregunto Andrés con una sonrisa. 
Santino asintió con la cabeza y Andrés le sonrió. 
-¿Por qué estas acá? -pregunto Santino. 
-Uf, es una larga historia –contesto Andrés sentándose al lado suyo. 
-Tengo toda la noche. 
Andrés sonrió y se sentó. 
-Está bien. Perdí a mis viejos, hace 3 años en un accidente automovilístico y desde ese momento, no volví hacer el mismo. 
- ¿Y tus hermanos? -pregunto Santino 
-No tengo hermanos, me hubiese encantado tener. 
-Pero... ¿por qué venís a tocar en la calle? 
-Mas o menos, hace un año atrás lo decidí. El accidente me traumo, no podía subirme a un auto, no podía caminar por la calle y si me tomaba un bondi, siempre me descomponía. 
-Y tocas... 
-...Para darle alegría a las calles. Entendí que tenia que cambiar, mi dolor por alegría. 
-¿Te dan mucha plata? -pregunto Santino. 
-No, no lo hago por la plata. A veces pasan y me dejan -contesto Andrés sonriendo. 
Santino se levantó y comenzó a tocarse la panza 
-Tengo hambre. 
-Ahora te compro algo en el kiosco –dijo Andrés yendo a comprar. 
Santino se quedó sentado esperando, Andrés se dirigió hacia el kiosco que estaba a un costado. 
-Toma, es el mejor sándwich que vas a comer en tu vida –dijo Andrés. 
Santino lo agarro, lo desenvolvió rápidamente y comenzó a comérselo. 
-Es riquísimo -contesto Santino mientras masticaba 
Andrés lo miro y asintió con la cabeza. 
-¿Tenes novia? pregunto Santino. 
-Si, no. Bah, es una pregunta complicada –contesto Andrés. 
-¿Soy gay? 
-No, no. Sos rápido, eh –dijo Andrés riéndose. 
-¿Entonces? -repregunto Santino. 
-Nos separamos hace una semana. Ella quiere tener un hijo, yo también...pero no me siento preparado. 
-¿Tenes miedo? 
-No quiero fallarle, no quiero que le pase lo que me paso a mi. 
-¿La amas? 
-Mucho. 
-Anda a buscarla. 
Andrés lo miro y negó con la cabeza. 
-¿Porque no le cantas? -pregunto Santino. 
-No, no va a funcionar –contesto Andrés. 
-¿Cómo sabes? 
-Porque la conozco. 
-Como decía mi tío, el que no arriesga no gana. 
-Aparte vive, lejos de acá. Gracias igual. 
Santino lo miro y no contesto. 
-¿Te puedo dar un consejo? -pregunto Andrés. 
Santino afirmo con la cabeza. 
-No te enojes con tu familia, después te vas a arrepentir -dijo Andrés acosijándolo. 
-No sé, es que para ellos soy invisible -dijo Santino moviendo su cabeza. 
-Porque tu hermano es chiquito y necesita más atención. No te gustaba, cuando tus padres estaban solo para vos, jugaban con vos y te hacían regalos, solo a vos. Hoy tenes la suerte de compartirlos, nada más y nada menos que con tu hermano, mira qué suerte. 
Santino lo miro y se rio. 
-En serio, no te enojes con ellos. Te lo dice alguien que los perdió y hoy, los extraño mas que nunca. 
-Tenes razón, quiero volver –dijo Santino. 
-Gran decisión, ahora tengo que ver cómo te llevo. Porque bondi no pasan más y para remis, no tengo plata. 
- ¿Por qué no tocas así te dan plata? 
-No, no... -contesto Andrés negando con la cabeza. 
-...dale, yo te ayudo con estos tachos –dijo Santino agarrando los tachos. 
-Dale –dijo Andrés sonriendo mientras lo miraba. 
Estos dos se pusieron a tocar, la poca gente que quedaba en la calle se acercaba y le dejaba plata. 
-Vamos que ya va a llegar papa Noel -dijo Andrés contando la plata. 
Santino se levantó y le dio la mano Andrés, este último pidió un remis. La radio del conductor, relataba el conteo. Faltaban cinco minutos. 
-Es acá –dijo Santino señalando con el dedo. 
Andrés le pago al conductor y se bajó. 
-Nos vemos, Santino. Que seas feliz –le dijo Andrés, dándole un beso. 
Santino le dio un abrazo. 
Andrés se quedo mirando unos segundos, se dio vuelta y se fue caminando. 
-¡Andrés! ¡Andrés! -grito Santino saliendo de su casa. 
Andrés se frenó y se quedó mirando. 
-Vamos, vamos –dijo Santino corriendo y agarrándole la mano. 
- ¿A dónde? -pregunto Andrés. 
-Vamos a la casa de tu novia. 
-¿Con quien? 
-Con mi tio, antes que se emborrache. 
Estos dos entraron en el auto de su tío y se sentaron en la parte trasera 
-Vos... ¿Estas enamorado? -pregunto Andrés 
Santino afirmo con la cabeza. 
- ¿Ella lo sabe? -pregunto Andrés con una sonrisa en sus comisuras 
Santino negó con la cabeza. 
-Invítala a comer un sándwich. 
-De salame -dijo Santino riéndose 
-Ahí, la de rejas negras –dijo Andrés señalando con su dedo 
El tío se estaciono y bajo Andrés, luego bajo Santino. 
Andrés se bajó del auto, tomo su trompeta y se la llevo hacia su boca, respiro profundo y espero unos segundos. Al escucharlo se asomó al balcón 
-Belén, Belén. Él te ama mucho –grito Santino. 
Belén se quedó escuchando. 
-Dale una oportunidad –pidió Santino. 
- No sé si puedo tener un hijo –dijo Andrés. 
Belén se dio vuelta y dio dos pasos hacia el interior de su habitación 
-Espera, déjame terminar. No estoy preparado a tener un hijo, pero estoy preparado para tener una familia. 
Belén se acerco nuevamente al balcón. 
-Quiero que mis decisiones tengan tres razones, quiero poner tres platos en la mesa, lo único que quiero es que formemos una familia 
Belén abandono su habitación, abrió la puerta y fue corriendo a abrazarlo. 
-Te amo –dijo Andrés levantando a su novia 
-Yo más –dijo Belén dándole un beso. 
Estos dos se quedaron abrazados, mientras el cielo se iluminaba por los fuegos artificiales 
-¿Quién es el? -pregunto Belén. 
-Es un gran, amigo –contesto Andrés. 
Santino con una sonrisa en su rostro, fue caminando hacia el auto de su tío. 
-Feliz navidad, amigo –dijo Andrés. 
-Feliz navidad –contesto Santino antes de subirse al auto.